Puntos de vista bíblicos y cristianos
En
un capítulo de la Biblia cristiana, Jesús dice «dad al César lo que es del
César y a Dios lo que es de Dios». Lo que define un límite a la autoridad del
hombre. Desde el punto de vista cristiano, existe una esfera más allá de la
terrenal, y si la lealtad al hombre entra en conflicto con la lealtad a Dios,
la última tiene prioridad. Además, el cristianismo rechaza la idea de una
lealtad dual. En el Evangelio de Mateo 6:24, Jesús dice "Nadie puede
servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al
uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas".
Ello está relacionado con la autoridad de un amo con sus sirvientes (según
Epístola a los Efesios 6:5), quienes de acuerdo con la ley (bíblica) le deben
lealtad a su amo (según Levítico 25:44-46).
En
relación con otros temas: Patriotismo
Nathanson
comenta que la lealtad se suele identificar directamente con el patriotismo.
Sin embargo, hace notar que ello no es correcto, ya que mientras los patriotas
pueden tener lealtad, no en todos los casos las personas leales son patriotas.
Nathanson pone como ejemplo el caso de un soldado mercenario, que demuestra
lealtad a las personas o país que le abonan su paga. Nathanson destaca la
diferencia en las motivaciones entre el mercenario leal y un patriota. Un
mercenario puede estar bien motivado por un sentido de profesionalismo, o una
creencia en la santidad de los contratos. En cambio, un patriota, puede
sentirse motivado por el afecto, preocupación, identificación, y una voluntad
de sacrificio.
Nathanson
sostiene que no siempre es una virtud la lealtad patriótica. En general es
posible confiar en una persona leal, y por lo tanto las personas ven la lealtad
como una virtud. Sin embargo, Nathanson sostiene que la lealtad puede ser con personas
o causas que no son dignas de ella. No solo ello, en ocasiones la lealtad puede
dar lugar a que patriotas apoyen políticas que son inmorales e inhumanas. Por
lo tanto, Nathanson afirma que, la lealtad patriótica a veces pueden ser más un
vicio que una virtud, cuando sus consecuencias exceden los límites de lo que es
moralmente deseable. Según Nathanson tales lealtades, son definidas
erróneamente como ilimitadas en sus alcances, y fracasan en reconocer los
límites de la moralidad.