domingo, 24 de septiembre de 2023

La Biblia

 La Biblia (del latín tardío biblĭa, y éste del griego βιβλία [biblía]; literalmente ‘libros’)​ es un conjunto de libros canónicos que en el cristianismo y en otras religiones se consideran producto de inspiración divina y un reflejo o registro de la relación entre Dios y la humanidad. La Biblia está organizada por dos partes principales: el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, que se enfoca en Jesucristo y el cristianismo primitivo.

Se estima que a lo largo de los siglos se han producido alrededor de cinco mil millones de copias de la Biblia en todas sus variedades (aunque algunos las cifran en muchas más​), la mayoría en las últimas décadas (tres mil novecientos millones entre los años 1960 y 2013​), lo que la convierte en el libro más distribuido y vendido de la historia, siendo frecuentemente reconocido como el libro más influyente de todos los tiempos.

Se atribuye el gran éxito de su distribución en los últimos tiempos a la imprenta, habiendo sido el primer libro realizado por medio de la impresión con tipos móviles (la conocida como Biblia de Gutenberg).​ En mayo de 2000, se afirmó que «la Biblia ha hecho más para dar forma a la literatura, la cultura y el entretenimiento, que ningún otro libro que se haya escrito. Su influencia en la historia mundial no tiene equiparable, y no tiene síntomas de estar menguando».​ Cada año se venden unos cien millones de ejemplares de la Biblia,​ habiendo sido traducida a 438 idiomas en su totalidad (Antiguo Testamento, Nuevo Testamento y textos adicionales), y de forma parcial al menos a 2454 idiomas.

Etimología

La palabra Biblia procede, a través del latín biblĭa, de la expresión griega τὰ βιβλία τὰ ἅγια (ta biblía ta hágia; ‘los libros sagrados’), acuñada por primera vez en el deuterocanónico 1 Macabeos 12:9, donde βιβλία es el plural de βιβλίον (biblíon, ‘papiro’ o ‘rollo’ y, por extensión, ‘libro’). Se cree que este nombre nació como diminutivo del nombre de la ciudad de Biblos (Βύβλος, Býblos), importante mercado de papiros de la antigüedad.

No obstante, ya que Biblos solamente con dificultad podría ser un préstamo del nombre original de dicha ciudad en fenicio, Gubla, existe la posibilidad de que fuera la ciudad la que recibiera su nombre griego a partir del término que designaba a la planta de papiro, y no al revés.

Antiguo testamento y nuevo testamento

El canon del Antiguo Testamento cristiano entró en uso en la Septuaginta griega, traducciones y libros originales, y sus diferentes listas de los textos. Además de la Septuaginta, el cristianismo posteriormente añadió diversos escritos que se convertirían en el Nuevo Testamento. Poco diferentes listas de las obras aceptadas siguieron desarrollando en la antigüedad. En el siglo iv, varios sínodos fueron elaborando listas de escritos sagrados que fijaban un canon del Antiguo Testamento de entre 46 y 54 distintos documentos y un canon del Nuevo Testamento de 20 a 27, siendo este último el utilizado hasta el día de hoy; el cual fue definido finalmente en el Concilio de Hipona en el año 393. Hacia el año 400, Jerónimo había escrito una edición definitiva de la Biblia en latín (véase la Vulgata), el Canon de la cual, debido en parte a la insistencia del papa Dámaso, fue hecho coincidir con decisiones de varios de los Sínodos reunidos con anterioridad. Con el beneficio de la retrospectiva se puede decir que estos procesos establecieron de manera eficaz el canon del Nuevo Testamento, aunque hay otros ejemplos de listas canónicas en uso después de este tiempo. Sin embargo, esta lista definitiva de 27 libros no fue cerrada por ningún Concilio ecuménico sino hasta el Concilio de Trento (1545-63).

Durante la Reforma protestante, algunos reformadores canónicos propusieron diferentes listas de las que se encuentran actualmente en uso en la Iglesia de San Pedro en Roma. Aunque no sin debate, la lista de los libros del Nuevo Testamento vendría a seguir siendo la misma, sin embargo, en el Antiguo Testamento algunos textos presentes en la Septuaginta fueron eliminados de la mayoría de los cánones protestantes. Por lo tanto, en un contexto católico, estos textos se denominan libros deuterocanónicos, mientras que, en el contexto protestante, en el que se les llama libros apócrifos, la etiqueta se aplica a todos los textos excluidos del canon bíblico que estaban en la Septuaginta. Cabe señalar también, que tanto católicos como protestantes describen algunos otros libros, como el Libro de los hechos de Pedro, como apócrifos.

Por lo tanto, el Antiguo Testamento protestante de hoy tiene 39 libros —el número varía del número de los libros en el Tanaj (aunque no en contenido) a causa de un método diferente de la división—. También varía el orden y el nombre de los libros, mientras que la Iglesia católica reconoce a 46 libros como parte del Antiguo Testamento canónico. El libro de Enoc es aceptado en el canon del Antiguo Testamento solo por la Iglesia ortodoxa de Etiopía. El término «Escrituras hebreas» es solo sinónimo del Antiguo Testamento protestante (no católico) que contiene las Escrituras hebreas y textos adicionales. En cuanto al canon del Nuevo Testamento, son 27 libros en el canon de la Iglesia católica, aceptado por la mayoría de las Iglesias de la Reforma. La Iglesia siria acepta en la actualidad los 27 libros en su canon. Libros como el Primer libro de Clemente y el Segundo libro de Clemente, el Libro de la Alianza, el Octateuco y otros, han sido motivo de disputas, y se encuentran canonizados por algunas iglesias ortodoxas orientales.



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