La integridad es la práctica de ser una persona honesta, respetuosa, adherirse a nuestros valores y tomar sistemáticamente decisiones positivas, incluso cuando nadie esté mirando. Mientras que la honestidad se refiere al acto de ser veraz, la integridad es el acto de actuar de acuerdo a los principios. Actuar con integridad tiene muchos beneficios personales, sociales y profesionales motiva la acción social. Es esencial para la armonía social y para mantener comunidades sanas, libres de corrupción e hipocresía.
Nuestro cerebro ha evolucionado para ser social y apoya los vínculos y las conexiones a nivel social. Una persona con integridad contribuye a crear un espacio seguro para la conexión social. Las personas íntegras son percibidas como honestas, justas y fiables y tienen relaciones de mayor calidad. radica en la claridad de lo que uno cree que es bueno y verdadero. Cuando una persona es íntegra, tiene la capacidad de ver el mundo como lo es, no como éste lo aparenta, o como a uno le parezca, sino tal cual es.
Así mismo, se refleja en la propia persona, en cómo es y cómo trabaja, por lo que se auto regula en torno a la verdad y al bien, sin caer en extremos ni pretensiones perfeccionistas Aquel que es plenamente íntegro, es quien se encuentra en contacto consigo mismo y tiene la prudencia para actuar de la mejor manera posible, sin comprometer su sistema de valores, ya que conoce y distingue muy bien lo que tiene que hacer de lo que no. Además, tiene la capacidad de autoexigirse sin necesidad de presiones externas, porque se compromete y se exige con tal de terminar correctamente lo que inicia. Una persona con integridad no se aprovecha de la oportunidad, sino que tomando en cuenta las circunstancias, pondera según sus ideas y principios para realizar lo correcto. Puede que otros le digan que es una buena persona, o que “pudo aprovecharlo más pero quien es un estudiante íntegro sabe lo que hace porque está seguro de quién es, y de lo que es bueno y correcto.
Quien es íntegro de una
sola pieza, sabe que lo es, y por ende, es auténtico, porque tiene la capacidad
de ver las cosas con una perspectiva más amplia, y de afrontar una vida llena
de retos y paradigmas sin perderse en ellos. Es valiente al defender su
postura, ya que sabe distinguir lo que es bueno y verdadero de lo que no lo es,
sin dejarse arrastrar por una sociedad que lo presiona por pensar diferente.
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